(Pero qué diablos se yo del libre albedrio ¿cierto?)
El ave es al cielo como mis piedras a los recuerdos, acomulandose, conociendose desde hace tiempo.
No niego haber elegido algunas no por su belleza sino por el eco del momento, de esas que levanto en medio de un canal de agua sucia, en las faldas de un cerro, caminando al borde de la presa.
En alguna ocación un buen amor se dio la tarea de pintarlas (todas), ese tipo de trabajo que solo puede hacerse una vez.
Por el momento, dos cristales morados retienen La Odisea, una geoda esta a un lado de la bocina, hay granito a punto de desmoronarse sobre mi tocador, varias sedimentarias junto a la botella de vodka.
Recomiendo no llevar las rocas en el corazón (o en los riñones) como pesos inhertes, sino como recuerdos de los que somos dueños.
Esto es tanto metaforico como literal, porsupuesto.
A fin de cuentas ¿Qué seria una persona sin recuerdos?, me gusta pensar que estamos hechos del pasado, aún que andemos en espirales.
¿De qué color pintamos tus piedras? |